21/2/10

Con la sonrisa grande, grande y los ojitos brillantes, Chiara se sentaba junto a Jaime. El la miró con cariño y la abrazó con ganas. Los vecinos pasaban y sonreían sin quererlo. Veían a dos niños de siete años abrazaditos, muy muy fuerte, como si del fin del mundo se tratase. Y con ese abrazo Chiara abrió mas sus labios dejando ver sus dientes de leche blancos y un hueco, donde debería estar la paleta. El pelo de Jaime olía a mandarinas de chocolate, tan ricas como las de su madre.
-¿Crees que de mayor seremos amigos?
-Y nos casaremos, y le pediremos a la cigüeña que nos traiga dos nenes guapos, guapos...


Lástima que cambió de opninión....pero de opinión sobre ella

1 comentario:

  1. A cambio de un besito le cuento a Chiara que cambiar de opinión es de sabios, y a un sabio es difícil quererlo, hasta donde mi experiencia llega.
    Un saludo y un canto de ballena. =)

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