7/1/10

Niña mimada

Iba con la camisa (la de él) pero sin pantalones y con los pies fríos. Ella siempre tenía los pies fríos, fríos de caminar descalza por la loza del suelo. Caminaba por el suelo frío del pasillo directa hacía el balcón donde se encontraba Jaime. Siempre hacía lo mismo, siempre el mismo actuar. Mientras ella dormía el dormiría lo mínimo (diez, quince minutos) y después se levantaría del colchón destrozado, sin hacer ruido, y se iría al balcón, para ver la gente pasar de un lado a otro (aunque últimamente no pasara nadie, hacía un frío que pela). Y justo cuando los ojos de ella se acostumbraron a la luz de las farolas de la calle, lo vio allí. Jaime. Sin decir ni una palabra se acercó y se colocó del mismo modo en el que el estaba: brazos cruzados contra la barandilla y culo en pompa. Cada uno conocía demasiado bien al otro para solo conocerse hacía un mes.
‘Ahora me pedirá un cigarro’ – pensó Jaime
‘Ahora me preguntará donde está su Zippo’- pensó ella
-Dame un cigarro, tú
-¿Dónde está mi Zippo?
-¿Me das un cigarro por favor?- Él la miró con cara de pocos amigos pero no la aguantó mucho tiempo, una sonrisa se dibujó en su cara al ver sus pelos pelirrojos despeinados. Le tendió la mano y ella cogió el cigarro. Jaime veía el mismo actuar día tras día, pero no se cansaba de él. Ella cogía el cigarro y lo prendía con un Zippo dorado que sacaba del bolsillo de su camisa. Después se llevaba el cigarro a la boca para aspirar de este. Jaime podía casi notar como disfrutaba de un simple cigarro, como si necesitara la nicotina en cada poro de su piel o como si fuera aire para respirar. Poco a poco el cigarro se fue consumiendo y llegó la última calada. Aspiró fuerte y con elegancia soltó el humo que había en sus pulmones para después arroja lo que quedaba del cigarro por la ventana.
-Bueno...Me voy- dijo cortante y, simplemente, le dedicó una sonrisa
Observó como esta salía del portal abrigada (solo) con una chupa de cuero, que además le quedaba demasiado grande. ‘Menuda niña mimada’ Pensó. Y eso es lo que era, una niña de papá. Todavía no había averiguado por que le atraía tanto. ‘Ah, se me olvidaba. Me pierden las chicas con pecas y labios rojos’
Y es que Rosario le traía de cabeza




a el...y a todos

2 comentarios:

  1. Primero gracias por seguirme y por el comentario en mi Blog. :D

    Segundo, me ha encantado la historia, y según como describes a Rosario, soy el tipo de chica de Jaime, auqnue no soy una niña de papa, el pelo, las pecas y los labios los tengo xD.

    Me ha encantado el tópico Odi et Amo, del texto.

    Te sigo! Espero ser la primera de muchos! ^^

    ResponderEliminar
  2. Ala :O
    Qué chulada :)
    Que yo escribo bien? Y tú? Tú escribes genial ♥ Aquí tienes otra seguidora, muchacha!
    Besazos! :)

    ResponderEliminar